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"De la dictadura a la Democracia" por Gene Sharp [Bajar Gratis PDF del Libro]

Métodos de acción No violenta de Gene Sharp para enfrentar Dictaduras

Enlace http://www.aeinstein.org/organizations1882.html






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Roberto Giusti // Streap tease en Miraflores

13 de Julio de 2010
Fuente El Universal http://bit.ly/cmDf5z

"Fidel es comunista. Yo socialdemócrata". "El marxismo es el reino de Dios en la tierra"
En el año 2000 entrevisté al Chávez candidato-presidente y le pregunté sobre lo que me había dicho el jefe guerrillero de las FARC, Raúl Reyes quien, al referirse a la educación de los adolescentes guerrilleros, había respondido: "somos marxistas, leninistas y bolivarianos". "¿Bolivarianos como el presidente Chávez?". "Igualitos". A eso Chávez respondió: "Reyes te dijo que ellos imparten marxismo-leninismo. Bueno, por ahí ya no es 'igualito'. No somos marxistas-leninistas sino bolivarianos y hacemos el esfuerzo de rescatar el pensamiento republicano, humanista y democrático de Simón Bolívar".

Pero ya en 1998 había ido más lejos en su negación y durante la campaña electoral aceptó que Fidel Castro era un dictador y que él no era socialista, sino humanista cristiano. Cuatro años más tarde, luego de ganar el revocatorio y estando la oposición en hora menguada, dio un pasito adelante al proclamarse socialista. Y en el 2005, ante el radicalizado auditorium del Foro de Sao Paulo, embriagado por la audiencia, subió otro peldaño: "el socialismo del siglo XXI debe formularse de acuerdo con las ideas originales de Marx y Engels". Para julio del 2007, luego del cierre de RCTV y en puertas un referéndum que estaba perdiendo, no tuvo recato en retractarse: "el PSUV no va a tomar las banderas del marxismo-leninismo porque eso es un dogma que ya pasó. Tenemos que crear nuestra propia doctrina y el que no esté de acuerdo que se vaya".

En realidad todo depende de los destinatarios de sus opiniones y en el 2008, cuando el actor Sean Penn lo entrevistó para THE NATION, se apresuró a tranquilizar a los lectores del venerable semanario norteamericano, cuyo perfil dominante es el de progresismo izquierdoso, pero democrático y entre líneas apareció el Chávez ponderado: "Fidel es comunista, yo no. Yo soy socialdemócrata. Fidel es marxista-leninista. Yo no". A fines del 2009 dejaba caer la última prenda y asomó, como de pasada, lo que todo el mundo sabía: "Yo me declaro marxista, soy marxista". Y al mes se refocilaba en su cuasi pecaminosa confesión de la vieja pérdida de la virginidad: "Por primera vez asumo, asumo el marxismo. El marxismo es la teoría más avanzada en la interpretación científica de la historia, de la realidad concreta de los pueblos y es la avanzada propuesta hacia el mundo que Cristo vino a anunciar".

Ahora vienen unas elecciones, el cardenal Urosa puso el dedo en la llaga y las encuestas le dicen que la gente rechaza el mundo real del "comunismo cristiano (cuadratura del círculo) que él, más allá de las palabras, intenta imponer a la calladita y vaselina mediante. Entonces recula y ahora el marxismo no es la doctrina más avanzada, sino una "herramienta", es decir el martillo, porque la hoz, ni de adorno en un país que no produce ni yuca.

RGIUSTI@ELUNIVERSAL.COM



POLAR - IZAR TOTALITARIO


http://bit.ly/cqv3vP


Ovidio Pérez Morales
Arzobispo de los Teques
ovidio.perez@gmail.com
10 de Junio de 2010
Fuentes: http://bit.ly/duDkMN
http://bit.ly/cqv3vP



Todo se explica
y se justifica todo,
También los errores más crasos




El socialismo marxista (asumido por el socialismo del siglo XXI), postula dogmáticamente como suprema realización histórica el comunismo; en esta línea, formula y alienta, como dinámica del proceso social, la polarización conflictiva (de clases, ricos-pobres) tendiente a la eliminación de uno de los términos, para llegar así a la imposición exclusiva y excluyente del polo, supuestamente, de los pobres.

Estos entrarían así al reino de la libertad, de la felicidad.

La lucha actual del Gobierno contra la Polar reviste, en este sentido, un carácter paradigmático, altamente simbólico y muy estimulante en la perspectiva de la 'revolución'. Se iza dicha empresa como bandera-ícono de lo que se trata de eliminar, para el establecimiento del Socialismo-aurora del Comunismo (así, con mayúscula, porque se los absolutiza). De allí la justificación de medidas persecutorias, sin que importe, por supuesto, que vayan en contra de la Constitución (así, 'minusculizada'), dada su funcionalidad respecto del 'proceso' socializante, sacralizado por la ideología.

En una lógica democrática o de eficiencia económica y social, se consideran un grave daño los efectos de una tal confrontación (desempleo, desabastecimiento, inflación, decrecimiento, corruptela burocrática y otros). En una lógica socialista-marxista, sin embargo, se juzgan como grandes logros, en cuanto desmontan la propiedad privada, desarticulan el movimiento obrero autónomo, acaban con la pluralidad de ofertas, y fortalecen de tal modo la planificación y administración centralizadas del Estado monopólico (estructurado en la pirámide ascendente gobierno-partidohiperlíder).

Lo más dramático o trágico de esta polarización bélica empujada por el sector oficial y asumida doctrinalmente como necesaria y obligante, es el deterioro de la calidad de la vida del venezolano, en sus varias dimensiones. La razón es que el real bienestar de la gente no cuenta. La suerte de los pobres, antes que interesar por sí misma, se convierte en función respecto de la validación de una doctrina, la realización de un proyecto político-ideológico que, histórica y previsiblemente, termina en la imposición totalitaria de una nomenklatura o nueva clase comandada por un hiperlíder omnisciente y omnipotente.

Oficialmente, entonces, todo se explica y se justifica todo, también los errores más crasos, ya achacándolos a conspiraciones contrarrevolucionarias, ya considerándolas como inevitables sombras en el luminoso camino de la revolución. Se llega hasta edulcorar la pobreza, tergiversando maliciosamente textos bíblicos, en tanto que la 'nueva clase' se rodea de anillos de seguridad, abulta sus presupuestos y aumenta sus privilegios. La caída del PIB, los índices económicos negativos macro y micro, los cortes de luz-agua, las colas para adquirir la enflaquecida cesta básica y otras minucias parecen no quitar el sueño a quienes tienen el poder y buscan mantenerlo y acrecentarlo.

Para un sistema socialistamarxista (comunista), el que la gente sea más pobre, más desvalida, más temerosa, más dependiente, más insegura, ¡tanto mejor! Así se la somete y maneja con mayor facilidad.

Basta cruzar el 'mar de la felicidad' para comprobarlo.

Hemos de ser muy lúcidos en interpretar la realidad, pues el país nos exige hoy un servicio de reconstrucción nacional muy esforzado, generoso, eficaz y esperanzado. Y, para ello, superar la presente polarización.



Opinión
Manuel Malaver
La Razon


El aporte de Chávez al desprestigio mundial del socialismo

http://www.noticierodigital.com/forum/viewtopic.php?t=621949

No es que el socialismo alcanzara buena fama al final de una sola de las experiencias en que desastrosamente trató de aplicarse, pero negar que Chávez ha contribuido como nadie a su desprestigio, rechazo y abominación no solo es injusto, sino imposible.

Y es que con Chávez nace el socialismo histriónico, circense y cantinflérico, estrictamente radial y televisivo, aquel cuyo jefe y caudillo echa, tanto mano a su vocación autoritaria y violenta, como a una tendencia incontrolable a dárselas de simpático y mostrar que a la hora de soltar un chiste malo, no hay quien le gane.

Claro que en ello lo ha ayudado el desarrollo de las tecnologías de la comunicación propias de la época (de las llamadas TIC), y en particular de la televisión, medio frente a cuyas cámaras y micrófonos Chávez se derrite y despliega unas indudables condiciones de showman que le han permitido hacer de sus 11 años de mandato, no el ejercicio de un gobierno, sino un tragicómico reality-show.

De ahí que, tan pronto se hizo con el poder, Chávez, inventó las cadenas, o mejor dicho, empezó a hacer un uso abusivo de ellas, ya que, permisadas en la constitución como una facultad excepcional de los presidentes para comunicarle al país situaciones de conmoción o de extremo peligro, el teniente coronel pasó a transformarlas en una rutina odiosa y de grave incidencia en el aumento de los trastornos psíquicos que hoy día asolan a un número creciente de venezolanos.

Porque, hay que ver lo que significa estarse preparando para ir al trabajo, digamos entre 6 o 7 de la mañana, y que irrumpa Chávez, sin aviso y sin protesto, en el comedor, el baño, la cocina o el medio de transporte, y que reaparezca a media mañana al salir de una reunión de junta o de ajustar un torno, o al mediodía en la arepera o restaurant donde abreviamos el hambre, y después a las 3 de la tarde en la oficina o la fábrica mientras celebramos alguna idea para mejorar un diseño o la elaboración de un producto, y al final de la noche, al disponeros a descansar y dormir, y, desde luego, cuando ya dormidos, Chávez nos rompe el sueño y grita: “Patria, socialismo o muerte”.


O sea, que todo un “Gran Hermano” que a lo mejor no sabe que Orwell existió y nos dejó “1984”, el “Big Brother is watching you” y “Rebelión en la Granja”, sino un hombre de fuerza tropical, simple y elemental, y apenas guiado por el instinto de mandar, dominar, aplastar, sobrepasar, arrasar y saturar hasta que el cuerpo aguante.

Pero, también, por sobre todo, un abuso, un crimen, una monstruosidad, una tropelía contra la salud, las noticias, la información, la cultura, los deportes, el entretenimiento, ejecutado, además, para dar versiones adulteradas o maquilladas de la historia, contar acontecimientos que jamás existieron, escamotear hechos como el colapso del comunismo y su abominación en el mundo, dar a conocer chambonadas como su amago de invadir a Honduras, insultar a gobiernos y presidentes que no comulgan con las neurosis que llama ideas, o proclamar barrabasadas como que Brasil, Rusia, China, India, y los países escandinavos son países socialistas, el capitalismo es el culpable del deterioro ambiental del planeta y que los Estados Unidos implementó un dispositivo atómico para desencadenar el terremoto de Haití.

Esa no es, sin embargo, la peor parte de la historia, sino que habiendo destruido a Venezuela durante los 11 años de su desgobierno, luego de arrasar con su infraestructura física y reducir a la nada sus servicios públicos, de colapsar la economía estatal y privada a extremos de admitir en diciembre pasado -en uno de sus raros momentos en que se cruzó con la verdad y la aceptó- que “el país importaba todo, o casi todo”, pues Chávez emplea sus cadenas para tratar de convencer a su teleaudiencia de lo contrario, de que Venezuela como nunca ha superado la pobreza, de que bulle en proyectos de construcción de todo tipo, que exportamos e inundamos a los mercados mundiales de mercancías y nos dirigimos en unos pocos años ha transformarnos en una potencia emergente y mundial.

O sea, que este showman puede perfectamente decir que es de día siendo noche, que llueve si luce un sol esplendente, que hay paz donde hay guerra, o que no dijo lo que dijo ayer o acaba de decir, y que todo es obra de conspiraciones de políticos y medios que oyen mal o malinterpretan sus palabras.

El mejor ejemplo, a este respecto, es lo que sucede con el colapso del sistema eléctrico nacional, problemática en cuya solución Venezuela era ejemplo en eventos del ramo desde hacia 80 años, pero que, desde que Chávez asumió la presidencia, entró en un franco declive, y fue dando muestras de inoperancia hasta finales del año pasado cuando se vio obligado a admitir que, algún día del primer semestre del año en curso, el país podía quedarse sin luz.

Y lo que sucedió fue que, atraído por la ilusión de restaurar la utopía socialista enterrada bajo los escombros del muro de Berlín desde diciembre de 1989, y convertirse él mismo en el artífice de su resurrección, pues Chávez pasó 10 años en semejante engañifa, repartió a diestra y siniestra los ingentes recursos provenientes del último ciclo alcista de los precios del crudo entre presuntos aliados y compinches, les ayudó reparar sus colapsados sistemas eléctricos hasta hacerlos eficientes en energía, pero que hoy, cuando el ineficiente es Chávez y ruega que le devuelvan algo de lo que hace unos años les regaló, responden que, a lo sumo, pueden vendérsela, pero eso si, a precios de mercado y, como se dice en criollo, “billete sobre billete”.

De todas maneras, el corolario de la historia no es ese, sino que habiendo pasado una década proclamando que Venezuela tenía la más grandes reservas de gas y petróleo del mundo, y por tanto, él, era el rey del petróleo porque podía cerrarle el oleoducto o el gasoducto a quien se atreviera a desafiarlo, pues el jeque tropical y caribeño terminó clamando por que le vendan energía, o, en el mejor de los casos, se la regalen “por el amor de Dios”.

Y lo está logrando, pero no de Cuba, Nicaragua, Ecuador o Bolivia, sino de una empresa, y del gobierno de dos países a los cuales, Chávez, les declaró recientemente la guerra: Colombia y los Estados Unidos.

Pero no es, por supuesto, la sensación que trasmite, ni la realidad que admite en las cadenas de radio y televisión que ahora son a todas horas y sin límite de tiempo, sino que dice, sin cansarse, que la crisis del sistema eléctrico nacional es obra del fenómeno del Niño (cuyos efectos, todos saben, son muy limitados en Venezuela), o consecuencia de unas extrañas conspiraciones del capitalismo y el imperialismo que y que tienen a oscuras a todo el planeta, menos a los países socialistas, o que están acaudillados por líderes revolucionarios como él.

Ah, y para demostrarlo constituye unos equipos de asesores presididos por un alto funcionario del país record mundial de apagones, Cuba, patria de una revolución socialista que hace 50 años comenzó la destrucción de su economía y de su sistema eléctrico, hasta dejarlo convertido en una tierra a oscuras que prácticamente sobrevive con las ayudas que le envía el teniente coronel bolivariano, como antes lo hacía la Unión Soviética.

Room 101. George Orwell, 1984
O sea, que tribulaciones, ineficiencias, desconciertos y corruptelas que no existen en las cadenas de radio y televisión de Chávez, que son presentadas al revés o como una invención de sus enemigos, y que serían desconocidas en Venezuela y en el mundo sino fuera por que la sociedad democrática le ha impuesto al teniente coronel la existencia de espacios de libertad de expresión que, aunque ya están muy reducidos y tienden a ser liquidados, aun divulgan la verdadera realidad del país en que Chávez experimenta otro colosal fracaso del socialismo.

Y ello basta y sobra para que, en su intento de resucitarlo, Chávez sea el auténtico y definitivo enterrador del socialismo, el hombre que mejor contribuye hoy a su desprestigio y abominación, pues fracasar en la sombra y en silencio porque los comunicadores y los medios son enviados a las cárceles, el exilio y los cementerios, le da algunas alas a la mentira, pero ante cámaras y micrófonos y periódicos y revistas donde el fracaso es reseñado minuto a minuto, hora a hora y día a día, es su liquidación definitiva.

En otras palabras, que el socialismo en su despedida tardía, decadente y senecta no tuvo la suerte de morir en manos de figuras siniestras pero trágicas como, Fidel Castro o Eric Honecker, sino de un histrión tropical, caribeño y cantinflérico como Chávez.


La verdad sobre el socialismo

Esto me llegó por Correo Electrónico y lo comparto con todos ustedes:

Un reconocido profesor de economía de la Universidad Norteamericana Texas Tech alegó que la mayoría de sus alumnos siempre habían aprobado la materia, pero que, en una ocasión, tuvo que raspar la clase entera.

Cuenta que esa clase le insistió que el socialismo sí funcionaba, que en éste sistema no existían ni pobres ni ricos, sino una total igualdad.El profesor les propuso a sus alumnos hacer un Experimento en clase sobre el socialismo. Todas las notas iban a ser promediadas y a todos los estudiantes se les asignaría la misma nota de forma que nadie sería reprobado y nadie sacaría una A.


Después del primer examen, las notas fueron promediadas y todos los estudiantes sacaron B. Los estudiantes que se habían preparado muy bien estaban molestos y los estudiantes que estudiaron poco estaban contentos. Pero, cuando presentaron el segundo examen, los estudiantes que estudiaron poco estudiaron aún menos, y los estudiantes que habían estudiado duro decidieron no trabajar tan duro ya que no iban a lograr obtener una A; y, así, también estudiaron menos.

¡El promedio del segundo examen fue D! Nadie estuvo contento. Pero cuando se llevó a cabo el tercer examen, toda la clase sacó F: ¡raspados todos! Las notas nunca mejoraron. Los estudiantes empezaron a pelear entre sí, culpándose los unos a los otros por las malas notas hasta llegar a insultos y resentimientos, ya que ninguno estaba dispuesto a estudiar para que se beneficiara otro que no lo hacía. Para el asombro de toda la clase, ¡todos perdieron el año! y el profesor les preguntó si ahora entendían la razón del gran fracaso del socialismo.

Es sencillo; simplemente se debe a que el ser humano está dispuesto a sacrificarse trabajando muy duro cuando la recompensa es muy atractiva y justifica el esfuerzo; pero cuando el gobierno quita ese incentivo, nadie va a hacer el sacrificio necesario para lograr la excelencia. Finalmente, el fracaso será general. BUENA REFLEXIÓN…




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Profesora Marta Colomina
Fuente Articulo El Universal
http://www.eluniversal.com/2010/02/14/opi_art_suicidio-de-los-medi_1757148.shtml


Resulta ingenuo, ¿o cobarde?, que con un régimen totalitario y un presidente marxista haya medios que se autocensuren creyendo que así pueden salvarse de la confiscación comunista. Esos empresarios deberían leer la aleccionadora carta que Miguel Ángel Quevedo, director de la revista cubana Bohemia, le enviase a un amigo, pocas horas antes de suicidarse:

“Sé que después de muerto llevarán sobre mi tumba montañas de inculpaciones (…). Culpables fuimos todos. Fidel no es más que el resultado del estallido de la demagogia y de la insensatez. Todos contribuimos a crearlo. Los periodistas que conocieron la hoja de Fidel, su participación en el Bogotazo comunista, el asesinato de Manolo Castro y su conducta gangsteril en la universidad, pedíamos una amnistía para él y sus cómplices, cuando se encontraba en prisión (…). Fue culpable el Congreso que aprobó la amnistía. Los comentaristas de radio y TV que lo colmaron de elogios. Bohemia no era más que un eco de aquella calle contaminada por el odio que aplaudió a Bohemia cuando inventó ‘los 20 mil muertos’ (…). Fueron culpables los millonarios que llenaron de dinero a Fidel para que derribara al régimen. Los miles de traidores que se vendieron al barbudo criminal (…). Todos fuimos culpables. Por acción o por omisión. Ojalá mi muerte sea fecunda. Para que la prensa no sea más un eco de la calle, sino un faro de orientación para esa propia calle. Para que los millonarios no den más sus dineros a quienes después los despojan de todo, para que los anunciantes no llenen de poderío con sus anuncios a publicaciones sembradoras de odio y de infamia, capaces de destruir hasta la integridad física y moral de una nación. Y para que el pueblo recapacite y repudie esos voceros de odio (…). Fuimos un pueblo cegado por el odio y todos éramos víctimas de esa ceguera. Este es mi último adiós (&), que mis compatriotas me perdonen todo el mal que he hecho”.

Con Fidel en el poder, periódicos, revistas y emisoras de radio y TV fueron confiscados o clausurados y todas las libertades democráticas conculcadas. Bohemia es hoy un vocero más del gobierno comunista. Quevedo pudo salir de Cuba, pero arrepentido por su culpabilidad en el sostenimiento del régimen (y de haber atacado a los políticos democráticos), se suicidó en Caracas en agosto de 1969. Su carta es hoy una lección vigente sobre los ineludibles deberes democráticos de los medios y de los periodistas.



Opinion
Antonio Sánchez-García
ND
Lula da Silva y la gran alcahueta
Febrero 25, 2010



Imposible cinismo mayor que el del presidente del Brasil, Lula da Silva. Se conmueve profundamente por el asesinato de Orlando Zapata Tamayo – el albañil de 42 años torturado en prisión desde que se le encerrara en las mazmorras del régimen castrista por declararse disidente -, y expresa al mismo tiempo su inmenso regocijo por el largo encuentro que ha sostenido a continuación con sus asesinos, los hermanos Castro. Digno de una película de Scorsese.


Más insólito aún es que la prensa internacional recoja las cínicas declaraciones de pesar de Lula como única expresión de los gobernantes de la región ante un hecho que ha conmovido a la opinión pública mundial, llevando a gobernantes y parlamentarios europeos a expresar su indignación por las graves violaciones a los derechos humanos que se vienen practicando contra disidentes y opositores en la isla del Dr. Castro desde hace medio siglo. Y que encontrara una inaceptable muestra de crueldad con el asesinato en cámara lenta y durante 85 días de un modesto trabajador cubano, que prefiriera antes la muerte que aceptar ser tratado como un delincuente común. En el colmo de la crueldad, hoy se le entierra encadenado y rodeado de cuerpos policiales, para que no reciba ni un adiós de sus compañeros, amigos y familiares. ¿Nada que expresar la Sra. Bachelet, cuyo padre muriera como consecuencias de las torturas a que lo sometiera el dictador Augusto Pinochet? ¿Nada que decir el presidente Álvaro Uribe, cuyo padre fuera asesinado en un cruento acto de terrorismo por las narcoguerrillas colombianas? ¿Nada que agregar el cordial anfitrión Felipe Calderón, cuya designación fuera torpeada por las fuerzas conjuntas de la subversión mejicana – Castro, Chávez, López Obrador?
Frente al vergonzoso silencio de las izquierdas latinoamericanas, incluidas las llamadas neo izquierdas o, bajo un insólito eufemismo, las fuerzas del “progresismo” que encuentran su más cabal expresión en el Sr. Lula Da Silva y su candidata, la ex terrorista y secuestradora brasileña Dilma Roussef, cabe preguntarse si las torturas y los asesinatos provocados por los torturadores de izquierda son menos violatorios de los derechos humanos que los causados por la derecha. Que guarda silencio seguramente porque siente el peso de su rabo de paja. Aunque un muerto de Castro vale, al parecer, la milésima parte de un muerto de Videla. Porque de lo contrario, ¿a qué se debe este ensordecer silencio de las mismas cancillerías latinoamericanas que hace unas horas festejaban con el asesino de Orlando Zapata un florido encuentro en las costas mejicanas? Por cierto: un ominoso silencio de izquierdas, centros y derechas de un continente paralizado por la complicidad y la inmoralidad.

No es un silencio casual ni se debe a un sencillo descuido de la diplomacia latinoamericana. Es una política de Estado que se traduce en la alcahuetería, la complicidad y la aceptación silente de los crímenes de las dictaduras de izquierda en la región, mientras se sigue esgrimiendo como máscara de encubrimiento el fantoche de las dictaduras militares que se vivieran en los años sesenta setenta, particularmente en los países del Cono Sur. La complicidad de los gobiernos latinoamericanos con la tiranía castrista, la más siniestra de América Latina desde su Independencia, llegaría al extremo de ver aparecer al tirano cubano en cuanto acto de transmisión de mando de presidentes electos en comicios ejemplarmente democráticos tuvieran lugar en los últimos treinta años. Incluido la del presidente Carlos Andrés Pérez en su segundo mandato, cuando todavía estaban frescos los cadáveres dejados por la invasión castrista de Falcón y Machurucuto.

¿Qué lavado cerebral tuvo lugar para que quien fuera ministro del interior en la época de tales siniestras invasiones recibiera en gloria y majestad al criminal invasor veinte años después? ¿Tan corta es la memoria de los venezolanos? No pasarían tres años para que un epígono de Castro intentara un golpe de Estado y se hiciera con el poder seis años después. Por fin Castro logró su cometido: noventa mil soldados cubanos hacen vida en la Venezuela chavista travestidos de enfermeros, preparadores deportivos, asesores e incluso militares de alto rango que copan los cuarteles de la república. Y su principal torturador hace vida en Venezuela, por donde se pasea como Pedro por su casa. ¿Imaginable hace cuarenta años?
Es América Latina, la gran alcahueta. ¿Hasta cuándo?


Manual de Periodismo Independiente de Deborah Potter
El libro titulado Manual de Periodismo Independiente fue escrito por la prestigiosa periodista Deborah Potter, directora ejecutiva de NewsLab, un importante dentro de recursos en línea para periodistas con sede en Washington.

El libro habla sobre el periodismo digital y las tecnologías multimedia que han ido apareciendo los últimos años y de los que ésta profesión se ha ido alimentando.

Originalmente fue publicado bajo el nombre de Handbook of Independent Journalism pero en spamloco nos dejan el link de descarga de la versión española a cargo de Ángel Carlos González. El manual consta de 8 capítulos en donde los temas son desarrollados de manera muy conciso y puntual.

Si te interesa el periodismo independiente en medios digitales, puedes descargar el Manual de Periodismo Independiente de Deborah Potter directamente desde la página del Departamento de Estados Unidos

http://www.america.gov/esp/media/pdf/books/handbook_sp.pdf


De la Dictadura a la Democracia
por Gene Sharp
http://www.aeinstein.org/organizations1882.html

En años recientes, diversas dictaduras—de origen tanto interno como externo—han caído o se han tambaleado cuando se les ha enfrentado una población desafiante y movilizada. Aunque a menudo se las ve como firmemente afianzadas e inexpugnables, algunas de estas dictaduras demostraron ser incapaces de soportar el desafío concertado del pueblo en lo político, lo económico y lo social.